Page 497 - Triton - Samuel R. Delany
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ti  en  la  prisión  de  mujeres...,  perdona,  así  es  como  la

           llamo...,  quiero  decir  Cheetah,  la  coop  de  mujeres


           inmediatamente detrás de nosotros. Luego voy a bucear

           en mi fondo geriátrico de viudedad y te llevaré a cenar a

           un  lugar  tranquilo  y  discreto,  invitando  yo  con  mi


           crédito. No empieces a protestar. Quiero que sepas que

           ya  me  he  ocupado  antes  de  otras  tres  personas  que


           sufrieron  la  misma  operación,  y  que  todas  decís  las

           mismas estupideces bajo la anestesia..., aunque el Señor

           sabe que sus razones parecían mucho más sensatas que


           las tuyas. En realidad, es como tener un bebé, sólo que el

           bebé, como comentó uno de mis amigos más razonables

           cuando  pasó  por  tu  misma  situación  todavía  no  hará


           veinte años, eres tú. Vas a tener que caminar mucho y

           hacer tanto ejercicio como puedas tan rápido como te sea

           posible, o de otra manera te arrepentirás terriblemente.


           Vamos, arriba y al trabajo. Apóyate en mí si quieres.

                Ella no quiso.


                Pero  protestar  le  resultaba  tan  doloroso  como

           someterse. Y además ‐no se dio cuenta de ello hasta que

           estuvieron sentados cenando tras la separación de cristal


           emplomado  del  reservado  de  un  restaurante  (los  dos

           primeros  lugares  a  los  que  fueron  estaban  cerrados,  a


           causa de la guerra) que Bron no conocía pese a que estaba

           tan  sólo  a  treinta  metros  de  la  puerta  del  Pozo  de  la

           Serpiente (pero las cuatro quintas partes de la clientela




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