Page 523 - Triton - Samuel R. Delany
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intentas seguirme, te daré una patada en las pelotas.
Lo cual, mientras Bron observaba a la Púa alejarse a
grandes zancadas por la calle, con su desnuda espalda
desapareciendo entre los demás peatones, pareció tan
absurdo que ni siquiera intentó correr tras ella.
El ardor detrás de su rostro proseguía: bajo ese calor
podía sentir secarse sus ojos, casi dolorosamente. De
pronto se volvió y echó a andar hacia el quiosco de la
estación. ¡Sentirse diferente en treinta segundos!
Temblando de rabia y azaramiento, Bron pensó: ¿Cómo
puede una mujer así saber lo que siente alguien? ¡Acerca
de todo! Debo de estar loca (pasó un quiosco, se subió a
la acera rodante y siguió caminando), ¡completamente
loca! ¿Qué puede haberme poseído para desear a una
mujer así? ¡Y eso no tenía nada que ver con el sexo!
Porque, pese a todo el miedo, y el golpear de su corazón,
y aquel horrible mareo, no había habido nada de aquel
vago calor en las ingles, ni siquiera la más vaga
expectativa de él, que había sentido muchas veces
simplemente paseando por la calle, viendo a algún
empleado del transporte, o quizás algún trabajador de
otra oficina, o incluso un ocasional polizonta masculino.
Si acaso, era la absoluta ausencia de sexo lo que había
hecho que todo resultara más trastornante. ¡Loca!, se dijo
a sí misma. Aquí estoy yo, dispuesta a arrojar por la
borda todo aquello en lo que creo, mi trabajo, mis ideales,
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