Page 1087 - Anatema - Neal Stephenson
P. 1087

dispersarnos a la mínima, tendrán menos incentivos para


          atacar Tredegarh.

            —Tiene  sentido  —dije—.  Supongo  que  dentro  de  un

          minuto se me ocurrirán más preguntas. Pero comentabas


          algo sobre las reuniones con los líderes de célula…

            —Sí.  Ya  sabes  cómo  son  los  avotos.  Nada  se  acepta

          porque sí. Todo se analiza. Se dialoga. Me reunía con ellos


          en grupos pequeños… media docena de líderes en cada

          ocasión.  Les  explicaba  sus  poderes  y  responsabilidades,

          interpretábamos distintos escenarios. Y daba la impresión


          de que en cada grupo había uno o dos que querían ir más

          allá que el resto. Adoptar una perspectiva histórica más


          amplia, compararlo con el Resurgimiento y demás. Lo que

          te  contó  Lio  surgió  de  esa  situación.  Algunas  de  esas

          personas… bien, simplemente yo no podía responder en


          el tiempo asignado a todas las preguntas que me hacían.

          Así  que  apunté  sus  nombres  y  les  dije:  «Más  tarde


          mantendremos otra reunión para discutir esos aspectos,

          pero  tendrá  que  ser  en  Lucub  porque,  si  no,  no  tendré

          tiempo.»  Y  eso  coincidió,  y  puedes  considerarlo


          afortunado  o  desafortunado,  como  prefieras,  con  la

          Visitación de Orithena.

            Nos distrajimos, porque el sistema de sonido se activó.


          Una  jerarca  pidió  que  «las  siguientes  personas»  se

          acercaran a los camiones, donde los soldados abrían palés

          cargados  de  mochilas,  ya  preparadas  y  bien  hinchadas.


          Era evidente que la jerarca jamás había usado un sistema



                                                                                                        1087
   1082   1083   1084   1085   1086   1087   1088   1089   1090   1091   1092