Page 1109 - Anatema - Neal Stephenson
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con algunos trocitos crujientes. Mientras yo perseguía
estos últimos con la lengua, las hojas se me colaron
gaznate abajo y tuve que tragar convulsivamente.
Arrastraron el cubo, como las algas arrastran a un
nadador. Tuve que toser para lograr que la materia vegetal
volviese a la boca, donde podía masticarla. Todo esto
añadió dramatismo a la operación e hizo que fuese mucho
más entretenida para los demás. Alcé una mano para
indicar que todo iba bien y me tomé mi tiempo para
masticar lo que quedaba… no quería que los trozos
afilados me cortasen las entrañas. Finalmente todo
descendió en un montón grasiento, fibroso y espinoso.
Estimé que las probabilidades de que no volviese a subir
eran de entre un sesenta y un cuarenta por ciento.
—Vaya —dije—. No es mucho peor que quedarse frente
a la cazuela haciéndose preguntas.
—¿A qué sabe? —preguntó Tris.
—¿Alguna vez has puesto la lengua entre los bornes de
una pila?
—No. Nunca he visto una pila.
—Hum.
—Bien, en cuanto a la apuesta… —dijo Arsibalt dudoso.
—Sí —dije—, buena suerte con la limpieza. Dale fuerte
cuando te ocupes de los cacharros del guiso, ¿vale?
Su campana sonó antes de que pudiese discutir. Tris y
Karvall se reían de la expresión de su cara cuando salió de
la cocina.
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