Page 470 - Anatema - Neal Stephenson
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Me  mareaba  su  agilidad  para  saltar  entre  el  tema  del


          amor  y  el  de  la  nave  alienígena.  O  quizá  me

          desequilibraba.

            —Nos veremos abajo más tarde. Les daremos la noticia a


          los demás en cuanto tengamos ocasión.

            —Adiós —dijo—. No olvides tu flor prohibida.

            —No lo haré —dije.


            Y rápidamente bajó la escalera.

            La seguí un minuto más tarde y di con Lio en la sala de

          lectura  del  patio  Fensor.  Estudiaba  un  libro  sobre  una


          batalla de la Era Práxica en la que dos ejércitos se habían

          enfrentado en unos túneles abandonados de metro; como


          se habían quedado sin munición, habían tenido que pelear

          con palas afiladas. Me miró inexpresivo un rato. Yo debía

          de  parecer  todavía  más  inexpresivo.  Luego  comprendí


          que  no  llevaba  escritos  en  la  cara  los  acontecimientos

          recientes. Tendría que comunicarme.


            —En  la  última  hora  han  pasado  cosas  increíbles  —

          anuncié.

            —¿Como cuáles?


            No sabía qué contar primero, pero llegué a la conclusión

          de que las naves espaciales alienígenas eran un tema mejor

          para la sala de lectura del Guardián Fensor. Así que se lo


          expliqué  con  todo  detalle.  Pareció  un  poco  trastornado

          hasta que le comenté cómo se curvaba la trayectoria de las

          chispas  y  mencioné  el  plasma.  Entonces  cambió  de


          inmediato de expresión.



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