Page 472 - Anatema - Neal Stephenson
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—¡El agujerito: genial! —le dije.
Fra Mentaxenes, que no había hecho más que golpearme
los ríñones con su cuenco intentando hacerme avanzar
más rápido, no tenía ni idea de a qué me refería y se
impacientó aún más.
Lio no apareció para cenar. Jesry sí, pero no pude hablar
con él porque estábamos en una mesa con Barb y varios
más. Arsibalt se sentó tan lejos de nosotros como pudo,
como era su costumbre recientemente. Después de cenar
tendría que limpiar. Jesry se fue a una sala de tiza a
trabajar en una demostración con otros edharianos.
Podrían trabajar hasta el amanecer. Pero de todas formas
no tenía tiempo de hablar con él, porque tuve que
arrinconar a fra Haligastreme para acordar el auto del día
siguiente en el que Ala y yo declararíamos un connubio
ante testigos, para registrarlo en la Crónica.
Tuve tiempo de calcular la posición del Sol a las dos de
la tarde. Después del toque de queda, cuando los filles se
habían ido a la cama, salí al prado a solas, me senté en un
banco y durante una hora miré a ese punto del cielo, con
la esperanza de tener suerte y ver pasar un satélite. Lo que
resultaba irracional, porque si la nave espacial hubiese
sido detectable a simple vista, aquella intriga no habría
sido necesaria. Era demasiado pequeña, demasiado oscura
y/o estaba demasiado lejos para reflejar luz suficiente de
forma que el ojo pudiese captarla. Pero necesitaba
sentarme allí un rato y mirar a la oscuridad para ordenar
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