Page 132 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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—Nunca oí hablar de ese Yʹang—Yeovil.
—Usted y su colega se van a pudrir aquí dentro. No hay
trato. Se quedarán aquí. Haré que lo trasladen a la peor
celda del hospital. Lo hundiré en el fondo de la Gouffre
Martel. Haré... ¡Guarda, aquí! ¡G...!
Foyle asió la garganta de Dagenham, lo echó al suelo, y
golpeó su cabeza contra las losas. Dagenham se agitó una
vez y se quedó quieto. Foyle le arrancó los anteojos del
rostro y se los puso. La vista le regresó en un suave tono
rojo, y aparecieron luces y sombras.
Estaba en una pequeña habitación de visitas, con nía mesa
y dos sillas. Foyle le sacó la chaqueta a Dagenham y se la
colocó con dos tirones que abrieron las costuras de los
hombros. El ancho sombrero de Dagenham estaba sobre la
mesa. Foyle se lo encasquetó en la cabeza y bajó el ala sobre
su rostro.
En paredes opuestas había dos puertas. Foyle abrió una
rendija en una de ellas. Llevaba al corredor Norte. La cerró,
saltó a través de la habitación y probó la otra. Se abría a un
laberinto a prueba de jaunteo. Atravesó la puerta y se metió
en él. Sin un guía que lo llevase a través del laberinto se
perdió inmediatamente. Empezó a correr a lo largo de los
giros y vueltas y se encontró de regreso en la sala de visitas.
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