Page 280 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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de la parte trasera del camión. Siguiéndolos venia un
equipo de veinte trabajadores colocando los maderos
cuidadosamente en fila.
Presteign y sus invitados lo contemplaron asombrados.
Una gigantesca máquina, aullando y golpeando, se acercó,
arrastrándose sobre los maderos. Tras ella depositaba raíles
paralelos de acero. Equipos de trabajo con martillos
neumáticos y pilones clavaban los raíles a las traviesas de
madera. La vía fue llevada hasta la puerta de Presteign en
un amplio arco y luego se curvó hasta perderse. La aullante
máquina y los equipos de trabajo desaparecieron en la
oscuridad.
—i Buen Dios! —se oyó claramente decir a Presteign. Los
invitados surgieron de la casa para mirar.
A lo lejos se oyó un agudo silbido. A lo largo de la vía llegó
un hombre montado en un caballo blanco, portando una
gran bandera roja. Tras él soplaba una locomotora de vapor
arrastrando un solitario vagón mirador. El tren se detuvo
ante la puerta de Presteign. Un jefe de tren bajó del
vehículo seguido por un mozo. El mozo colocó una
escalerilla. Una dama y un caballero vestidos con trajes de
noche descendieron.
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