Page 281 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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—No estaré mucho tiempo —le dijo el caballero al jefe de

           tren—. Vuelva a por mí dentro de una hora.



           —¡Buen Dios! —exclamó de nuevo Presteign.



           El  tren  resopló,  alejándose.  La  pareja  subió  por  las

           escaleras.



           —Buenas noches, Presteign —dijo el caballero—. Lamento

           terriblemente que ese caballo ensuciara sus terrenos, pero


           la antigua ley de Nueva York sigue insistiendo en que vaya

           una bandera roja ante los trenes.



           —¡Fourmyle! —gritaron los invitados.



           —¡Fourmyle de Ceres! —se emocionaron los mirones.



           La fiesta de Presteign tenía ahora asegurado el éxito.



           Dentro del amplio y lujoso vestíbulo, Presteign examinó a

           Fourmyle con curiosidad. Foyle soportó la aguda mirada


           gris acero con ecuanimidad, mientras saludaba y sonreía a

           los  entusiastas  admiradores  que  había  adquirido  desde

           Canberra  hasta  Nueva  York,  y  con  los  que  Robin


           Wednesbury estaba charlando.



           Control, pensó; sangre, tripas y cerebro. Me interrogaron

           en su oficina durante una hora tras aquella loca tentativa

           que hice contra el Vorga. ¿Me reconocerá?




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