Page 74 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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—¿Y qué?



           —Por favor, Presteign, ¿me permite recordarle que hay una

           ceremonia de botadura a las nueve hora del Pacífico? Tiene

           usted que presidirla en los astilleros de Vancouver.



           —¿Botadura?



           —De  nuestro  nuevo  carguero,  el  Princesa  de  Presteign.

           Llevará  cierto  tiempo  el  establecer  un  contacto


           tridimensional con el astillero, así que será mejor...



           —Iré en persona.



           —¡En persona! —El Ujier Mayor casi se desmayó—. Pero

           no podemos volar hasta Vancouver en una hora, Presteign.

           No...



           —Jauntearé  —cortó  Presteign  de  Presíeign.  Tal  era  su


           agitación.



           Su  anonadado  equipo  realizó  apresurados  preparativos.

           Partieron jaunteando mensajeros para avisar a las oficinas

           de Presteign de todo el país, y las plataformas de jaunteo


           privadas fueron dejadas vacías. Presteign fue guiado hasta

           la  plataforma  de  su  oficina  de  Nueva  York.  Era  una

           plataforma circular en una habitación tapizada de  negro

           sin ventanas: condición necesaria para evitar que personas






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