Page 43 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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aquello, fuera lo que fuere, estuvo casi sobre nosotros y se
detuvo tan bruscamente que hizo elevar aún más la
polvareda. Quedó detenido a unas veinte yardas de donde
estábamos y uno de los tripulantes, a la derecha de Adams,
se llevó el arma al hombro. El contramaestre le gritó y el
hombre bajó el arma a la posición de alerta, con un
movimiento convulsivo. No pude menos que
compadecerlo, sin embargo; había habido algo, lo había
aún, en aquella súbita llegada, que me hizo poner tensos
todos los músculos del estómago.
El polvo se aplacó y nos encontramos ante lo que,
evidentemente, era un vehículo. Tenía ruedas raras, de
aspecto frágil y parecía estar hecho de metal y material
plástico. De unos quince pies de largo, tenía una forma fea,
tosca. Al frente, coronando el resto, había una masa amorfa,
de metal, que emitía rayos luminosos en forma intermitente.
Tras era masa se veían, en la chata carrocería, semejante a la
de un trineo, cuatro asientos, protegidos por parabrisas
cónicos. Pero los asientos estaban desocupados. Delante
mío, Farman murmuró:
—¡El aparato está completamente vacío!
Me sorprendí diciendo en voz alta:
—Eso del frente debe de ser… el motor. Pero, ¿dónde
está el conductor?
—Cállese y observe —me dijo bruscamente Adams.
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