Page 38 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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—¿Temor? —Adams recalcó la palabra—. ¿Por él?
—No lo creo así —dije, encogiéndome de hombros—.
Sólo estoy adivinando, por supuesto. Me pareció que estaba
genuinamente temeroso a causa de ustedes. El enojo se
debía a la negativa a aceptar sus consejos.
Quinn dijo:
—Jefe, ¿qué quiso usted decir cuando le preguntó si lo
estaban presionando?
—Pues eso, justamente —respondió Adams—. ¿Por qué
no podría haber vida nativa inteligente allí? —Se echó para
atrás, entrecerrando los ojos, sopesando cuanto había en su
mente.
No le llevó mucho tiempo. Se irguió y, dirigiéndose a
Jerry Farman, le espetó:
—Trace una ruta de acuerdo a esas cifras. —Y
volviéndose a Quinn—: Alonso, ocúpese de las pruebas de
atmósfera y gravedad, a medida que perdemos altura.
Hizo girar su silla, conectó el intercomunicador y tomó
su micrófono.
—Comandante a tripulación —ordenó—. Comandante
a tripulación. Escuchen: Vamos a descender. Hasta nueva
orden, la nave está en Alerta B. Pepito: desde ahora, hasta
nueva orden, Alerta B. Contramaestre: comunique a la
cabina de contralor cuando se haya cumplido la Alerta.
Nada más.
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