Page 186 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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esperarían que el simple hecho de volver a colocar
dos palancas restableciese la operatividad de la
máquina, ¡o al menos eso deseaba yo! Salí del
refugio. Después de todas mis aventuras, las
palancas de la Máquina del Tiempo permanecían a
salvo en el bolsillo interior de la chaqueta.
Nebogipfel se me acercó con las manos vacías. Sus
pies finos dejaban marcas indolentes en la arena:
Me pregunté cuánto tiempo llevaría allí,
esperando a que saliese.
Caminamos juntos hasta el borde de la colina,
hacia el sur, en dirección a Richmond Park.
Comenzamos a caminar sin preámbulos, ya que
los Morlocks no eran dados a conversaciones
innecesarias.
Ya he dicho que mi casa había estado en
Petersham Road, en la parte bajo Hill Rise. Por lo
tanto, había estado a medio camino del rellano de
Richmond Hill, a unos pocos cientos de millas del
río, con una buena vista al oeste —o la habría
tenido, si no hubiese sido por los árboles—, y
había podido ver algo de las prados de Petersham
más allá del río. Bien, en el año 657.208 d.C. todo
había sido eliminado; y podía ver desde un lado
del profundo valle hasta donde el Támesis,
brillando a la luz de las estrellas; fluía en su nuevo
cauce. Podía ver, aquí y allá, las bocas calientes de
los pozos de calefacción de los Morlocks que
moteaban el paisaje. La colina estaba cubierta casi
en su totalidad por arena o musgo; pero podían
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