Page 204 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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nuestra velocidad en el tiempo era tan alta
que me resultaba imposible distinguir a la
gente, los ciervos, las vacas o cualquier otro
habitante de la colina, los prados o el río; y el
parpadeo de noche y día lo bañaba todo en
una iluminación antinatural. A pesar de todo
eso, ¡casi estaba en casa!
Presté atención a los indicadores cuando el
de los millares se acercó a cero. Ése era mi
hogar, y necesité de toda mi determinación
para no detener la máquina allí y entonces,
ya que mis deseos de regresar a mi año eran
intensos, pero mantuve las palancas en su
posición, y vi cómo los indicadores se
movían en las regiones negativas.
A mi alrededor la colina parpadeaba entre el
día y la noche, con una ocasional mancha de
color aquí y allá cuando un picnic
permanecía lo suficiente sobre la hierba
como para que fuese registrado por mi vista.
Finalmente, cuando los indicadores
marcaban seis mil quinientos sesenta días
antes de mi partida, manipulé nuevamente
las palancas.
Detuve la Máquina del Tiempo en la
profundidad de una noche sin luna y
cubierta de nubes. Si había calculado
correctamente, había llegado a julio de 1873.
Con mis gafas Morlock vi la subida de la
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