Page 224 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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trabajo que hacer. Dependo de becas y
comisiones, que a su vez dependen de que
construya un flujo respetable de resultados.
No tengo tiempo para perseguir espejismos...
Pero después —él mismo lo admitió— esta
plattnerita acabó absorbiendo gran parte de
mi tiempo. Le di el nombre de plattnerita por
el tipo misterioso, Gottfried Plattner decía
llamarse, que me la donó.
»No soy químico, incluso en el límite de los
tres gases mi química práctica ha sido
siempre provisional, pero aun así, me
entregué con todo mi ser. Compré tubos de
ensayo, gas y quemadores, papel tornasol y
todo el resto de la parafernalia. Puse la
sustancia en tubos de ensayo y la probé con
agua y ácidos: sulfúrico,—nítrico y
clorhídrico, sin descubrir nada. Luego la
quemé con el quemador. —Se rascó la
nariz—. La explosión resultante destrozó una
de las ventanas y arruinó una pared —dijo—.
Había sido la pared sudoriental la que había
sufrido daños, y en aquel momento —no
pude evitarlo— miré en esa dirección, pero
no había nada que lo señalase porque había
sido reparada. Moses notó mi mirada con
curiosidad, ya que él no había indicado la
pared.
—Después de ese fallo —continuó—,
comprendí que no me había acercado a una
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