Page 236 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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—¡No estoy seguro de querer decir más!
Miren: he sido franco con ustedes. Y ahora
espero que sean sinceros conmigo. ¿Lo
harán?
Como respuesta, le miré a la cara, a los ojos
que a pesar de estar rodeados de una piel
más suave eran los míos sin duda, los ojos
que me miraban desde el espejo todas las
mañanas.
Incapaz evidentemente de apartar la vista,
susurró:
—¿Quién es usted?
—Sabe quién soy, ¿no?
El momento se alargó quieto y silencioso. El
Morlock era una presencia fantasmal que nos
pasaba desapercibida a los dos.
Finalmente, Moses dijo:
—Sí. Sí, creo que lo sé.
Quería darle tiempo para que se
acostumbrara a la idea. ¡La realidad del viaje
en el tiempo —para un objeto más sustancial
que un rayo de luz— era todavía poco más
que fantasía para Moses! Enfrentarse tan
abruptamente con una prueba física —y peor
aún, encararse con su propio yo del futuro—
debía de ser un golpe tremendo.
—Podría pensar que mi presencia aquí es un
resultado inevitable de sus propias
investigaciones —le propuse—. ¿No acabaría
sucediendo un encuentro como éste si
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