Page 354 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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No tengo que decir que le llevó algo de
tiempo, pero me las arreglé para destilar la
esencia y entender un poco.
Ya sabía por Nebogipfel que había una
subestructura en el interior del átomo, y que
Thomson daría uno de los primeros pasos
hacia ese descubrimiento. Ahora descubrí
que esa subestructura podía cambiarse. Eso
podría suceder con la combinación de un
núcleo atómico con otro, o quizás
espontáneamente, con la desintegración de
un átomo masivo; a esa desintegración se la
llama fisión atómica.
Y, ya que la subestructura determina la
identidad del átomo, el resultado de ese
cambio no es otra cosa, por supuesto, que la
transmutación de un elemento en otro, el
viejo sueño de los alquimistas.
—Ahora —dijo Wallis—, no le sorprenderá
saber que con cada desintegración atómica se
libera algo de energía, ya que los átomos
siempre buscan el estado más estable y con
menor energía. ¿Me sigue?
—Por supuesto.
—En esta pila tenemos seis toneladas de
carolinio, cincuenta toneladas de óxido de
uranio y cuatrocientas toneladas en bloques
de grafito... y produce un flujo de energía
invisible, incluso mientras la miramos.
—¿Carolinio? No lo he oído nombrar.
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