Page 370 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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Y entonces, antes siquiera de poder terminar
la pregunta, la casa tembló.
Apreté el hombro de Filby. Al menos no se
resistió, y lo consideré un último retazo de
amistad entre nosotros.
Ésa fue la última vez que lo vi.
Miramos la calle. Recordaba aquélla como
una parte relativamente tranquila de
Londres; pero ahora la gente corría por
Queenʹs Gate Terrace, chocando, tropezando
unos con otros. Hombres y mujeres habían
abandonado sus hogares y lugares de
trabajo. La mayoría llevaba la cabeza oculta
por las máscaras antigás, pero donde vi
rostros, vi miseria, dolor y miedo.
Parecía que había niños por todas partes, la
mayoría con horribles uniformes escolares y
con pequeñas máscaras antigás; estaba claro
que habían cerrado las escuelas. Los niños
vagaban por las calles llamando a sus padres
a gritos; pensé en la agonía de una madre
buscando a su hijo en el inmenso y repleto
hormiguero en que se había convertido
Londres, y me asusté.
Algunas personas cargaban con la
parafernalia de la jornada laboral —
portafolios y bolsos, familiares e inútiles— y
otros ya habían recogido sus pertenencias, y
las cargaban en maletas repletas o envueltas
en cortinas o sábanas. Vimos a un hombre
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