Page 373 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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vestido elegantemente y con charreteras, que
lanzó los puños contra el Morlock. Después
de eso, Moses y yo llevamos al Morlock entre
los dos, cada uno con una mano convertida
en un puño. Choqué con un ciclista y casi lo
tiré del vehículo; me gritó incoherencias, y
me lanzó un golpe que esquivé; luego se
perdió tambaleándose entre la multitud con
la corbata sobre el hombro. Una gorda
arrastraba de espaldas una alfombra
enrollada; su falda se le había subido más
allá de las rodillas y tenía las pantorrillas
llenas de polvo. Cada pocos pasos, algún
otro refugiado se subía a la alfombra, o la
rueda de un ciclista corría sobre ella, y la
mujer se caía; llevaba puesta la máscara, y
pude ver las lágrimas reuniéndose tras los
cristales al luchar con aquella masa irracional
e inmanejable que le era tan importante.
Allí donde podía ver un rostro humano las
cosas no parecían tan malas, ya que podía
sentir algo de compañerismo por aquel
oficinista de ojos rojos, o aquella dependienta
cansada; pero, con las máscaras antigás, y
bajo aquella iluminación fragmentaria y
sombría, la multitud se volvía anónima y
parecida a un grupo de insectos; era como si
una vez más me hubiesen transportado lejos
de la Tierra a algún remoto planeta de
pesadilla.
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