Page 374 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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Llegó un nuevo sonido: un tono alto y agudo
que rasgó el aire. Me pareció que provenía
de la brecha al este. La multitud se detuvo en
su huida, como si prestase atención. Moses y
yo nos miramos, sin saber cómo interpretar
aquel nuevo y amenazador fenómeno.
A continuación el silbido se detuvo.
En el silencio que siguió, una sola voz lanzó
una advertencia:
—¡Un proyectil! Es una maldita bomba...
Ahora ya sabía qué eran aquellos distantes
pasos de gigante hacia el norte: era el
aterrizaje del fuego de artillería.
La pausa se rompió. El pánico estalló a
nuestro alrededor, más frenético que nunca.
Pasé por encima de Nebogipfel y agarré los
hombros de Moses; sin ceremonias lo eché a
él y al Morlock al suelo, y una sábana de
gentes cayó sobre nosotros, cubriéndonos
con carne cálida y temblorosa. En aquellos
últimos momentos, cuando los brazos y
piernas me golpeaban el rostro, pude oír la
voz aguda del hombre del Ejército de
Salvación, todavía gritando:
—¡E‐ternidad! ¡E‐ternidad!
Luego hubo un resplandor, intenso incluso
bajo aquel montón de carne, y una sacudida
recorrió la tierra. Me elevé, mi cabeza chocó
contra la de otro hombre, y luego caí al suelo
inconsciente.
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