Page 567 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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luces breves se encendían, lanzadas frente al
cielo, y colocadas en su lugar, donde
permanecían durante largos milenios, antes
de apagarse y ser remplazadas por otras.
Pronto hubo una multitud de aquellas
chispas, y se fundieron en un puente, que
cruzaba el cielo de horizonte a horizonte; en
su mejor momento, conté varias docenas de
luces en aquella ciudad del cielo.
Se las señalé a Nebogipfel.
—¿Son estrellas?
—No —dijo ecuánime—. La Tierra todavía
gira, y las verdaderas estrellas deben ser
demasiado oscuras para ser visibles. Las
luces que vemos cuelgan en una posición fija
sobre la Tierra...
—¿Entonces qué son? ¿Lunas artificiales?
—Quizá. Ciertamente son los hombres
quienes las han colocado ahí. Los objetos
puede que sean artificiales, construidos con
materiales tomados de la Tierra, o de la
Luna, ya que su pozo gravitatorio es menor.
O puede que sean objetos naturales llevados
a ese lugar alrededor de la Tierra por medio
de cohetes: quizá cometas o asteroides
capturados.
¡Contemplé aquellas luces alborotadas con la
misma fascinación con que cualquier
cavernícola hubiese mirado la luz de un
cometa que pasase por encima de su cabeza!
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