Page 60 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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–La vara de Trimurti cae aún sobre las espaldas de los


          hombres. Nirriti se agita en su tenebrosa guarida; hostiga

          las rutas marítimas del sur. ¿Tienes intención de pasarte

          otra vida especulando en metafísica..., para hallar nuevas


          justificaciones  que  oponer  a  tus  enemigos?  Tu  charla  de

          anoche  sonaba  como  si  hubieras  vuelto  a  considerar  de


          nuevo el porqué en vez del cómo.

             –No –dijo Sam–. Sólo deseaba probar otro sistema con mi

          audiencia. Es difícil agitar la rebelión entre aquellos para


          quienes todas las cosas son buenas. No hay lugar para el

          mal en sus mentes, pese al hecho de que lo sufren constan‐

          temente. Las perspectivas de un esclavo en el potro que


          sabe que renacerá otra vez, quizá como un gordo comer‐

          ciante, si acepta sus sufrimientos, no son las mismas que


          las de un hombre que sólo tiene una vida que vivir. Puede

          soportar cualquier cosa, sabiendo que, cuanto mayor sea su

          dolor actual, más alto será su placer futuro. Si alguien así


          no elige creer en el bien y el mal, entonces quizá la belleza

          y la fealdad puedan hacerle servicio. Tan sólo se han cam‐

          biado los nombres.


             –Entonces, ¿ésta es la nueva óptica oficial del partido? –

          preguntó Yama.

             –Lo es –dijo Sam.


             Yama pasó la mano como alisando un invisible pliegue

          de sus ropas y extrajo una daga, que levantó en un saludo.


             –Por la belleza –dijo–. ¡Abajo la fealdad!

             Una oleada de silencio cruzó la jungla. Todos los sonidos

          de la vida cesaron a su alrededor.




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