Page 61 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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Yama alzó una mano, devolviendo la daga a su oculta


        funda con la otra.

           –¡Alto! –gritó.

           Miró hacia arriba, los ojos fruncidos contra el sol, la ca‐


        beza ligeramente inclinada a la derecha.

           –¡Fuera del camino! ¡A la maleza! –ordenó.


           Obedecieron. Los cuerpos vestidos de azafrán desapare‐

        cieron rápidamente del sendero. La litera de Ratri fue lle‐

        vada entre los árboles. La mujer estaba ahora de pie al lado


        de Yama.

           –¿Qué ocurre? –preguntó.

           –¡Escucha!


           Entonces les llegó, descendiendo del cielo en un estallido

        sonoro. Llameó sobre los picos de las montañas, cruzó en‐


        cima del monasterio, barriendo el humo a la invisibilidad.

        Explosiones de sonido trompetearon su llegada, y el aire se

        estremeció mientras hendía su rumbo a través del viento y


        de la luz.

           Era una cruz tao muy retorcida, que dejaba una estela de

        fuego tras ella.


           –El Destructor ha salido de cacería –dijo Yama.

           –¡El carro del trueno! –exclamó uno de los mercenarios,

        haciendo un signo con la mano.


           –Shiva pasa –dijo un monje, con los ojos muy abiertos por

        el miedo–. El Destructor.


           –Si por aquel entonces hubiera conocido muy bien mis

        poderes –dijo Yama–, hubiera podido limitar intencional‐

        mente sus días. A veces lamento mi genio.




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