Page 524 - Hijos del dios binario - David B Gil
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definitivo, Fenris iba a por él abiertamente.
—¿Y tú? ¿Les has dicho algo sobre mí? —
inquirió Daniel con voz áspera.
—Si vuelves a preguntarme algo así, amigo
mío, quizás me lo plantee. —Y se puso de nuevo en
pie—. Disculpadme de nuevo, soy un desastre.
Debo serviros algo.
Abrió la nevera y sacó una botella de un brebaje
casero. Colocó sobre la mesa tres vasos de un cristal
desvaído y, como el que sirve un vino excepcional,
los llenó con cuidado y delicadeza antes de volver
a su sitio.
—Adelante, bebed. Lo fermenté ayer mismo.
Alicia rehusó con la mano.
—Creo que no, es temprano para mí.
—No te preocupes —intercedió Daniel—, es
suave, como licor de cerezas.
Ella, sintiéndose comprometida, tomó su vaso y
se lo acercó tímidamente a los labios. El gesto
complació a su anfitrión, que levantó la copa en
señal de brindis y la vació con entusiasmo. Alicia
asintió con decisión y se dijo que el licor de cerezas,
por más temprano que fuera, tampoco podría
matarla, así que se atrevió con un primer trago
cargado de incertidumbre.
Clavó el cristal en la mesa y comenzó a
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