Page 520 - Hijos del dios binario - David B Gil
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cerró  a  su  espalda  con  un  eco  que  reverberó


           escaleras arriba.


                  —Vamos, es seguro —la apremió él.


                  —Tú delante.



                  Daniel tomó la iniciativa y ella lo siguió a través


           del hedor a moho y polvo viejo. Dejaron atrás dos


           plantas  abandonadas  en  las  que  apenas  se


           vislumbraban  los  fantasmas  de  vidas  pasadas,


           hasta  que,  al  llegar  al  tercer  piso,  se  encontraron


           con  el  segundo  indicio  de  que  el  lugar  no  era  un


           simple fumadero para yonquis: una gruesa puerta



           metálica encastrada en un marco de acero, como la


           de una cámara acorazada, cerraba el paso al resto


           de  la  planta.  Aguardaron  mientras  haces  de  luz


           azul  inundaban  el  pasillo  inspeccionando  cada


           recoveco  de  sus  cuerpos.  Cuando  el  sistema  de


           seguridad  se  dio  por  satisfecho,  la  lluvia  de  luz


           cesó, el sello se abrió y los inmensos goznes giraron


           franqueándoles el paso.


                  Alicia  frunció  el  ceño  al  penetrar  en  aquella



           oscuridad  tibia,  agitada  por  el  lento  batir  de  los


           disipadores de calor. ¿Dónde la habían llevado? A


           primera vista, el lugar parecía una suerte de taller


           abandonado,  pero  el  palpitar  de  enormes


           monitores  que  escupían  líneas  y  líneas  de  código


           fuente, así como el olor acre que dejaba en el aire la




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