Page 619 - Hijos del dios binario - David B Gil
P. 619

—En  quince  o  veinte  minutos  estaremos  en


           tierra,  dependiendo  del  tráfico  que  haya  para


           aterrizar.


                  Alicia  se  incorporó  y  contempló  el  manto  de



           puntos  blancos  que  se  extendía  abajo,  en  la


           distancia.  Entre  los  retazos  de  luz  palpitante  se


           intercalaba  un  amplio  vacío  de  oscuridad


           insondable, probablemente un brazo de mar.


                  —Sobrevolamos  el  estrecho  de  Malaca  —le


           explicó Clarice con voz ausente—. Las luces que ve


           a la derecha son la costa de Riau, y a la izquierda,



           la península de Malasia.


                  —¿Y Singapur?


                  —Estamos  a  unas  doscientas  millas.  Aún


           tardaremos unos minutos en poder verla.


                  Alicia  asintió  y  mantuvo  la  vista  en  aquella


           línea  de  costa  que  parecía  perforada  con  un


           punzón.  Se  preguntó  cómo  sería  el  mundo  allí


           abajo.  Había  escuchado  cosas  sobre  la  ambición


           arquitectónica  de  aquella  ciudad,  sobre  sus



           desmesuradas  infraestructuras,  pero  apenas  tenía


           una vaga idea de lo que se iba a encontrar.


                  —En Marsella alguien me dijo que Singapur era


           algo así como la utopía digital de nuestra era, pero


           me temo que no en un tono precisamente positivo.


           ¿Sabe a qué se podía referir?




                                                                                                            619
   614   615   616   617   618   619   620   621   622   623   624