Page 15 - EL CORAZON DE LA REVOLUCION
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Introducción
Egipto en la Dinastía XVIII
Egipto ha sido el Imperio que se mantuvo por más
tiempo en la Historia. Una civilización esplendorosa que
nos dejó un legado tan rico que hasta hoy seguimos
descubriendo.
Su territorio se dividía en dos zonas con características
bien diferenciadas, según una línea situada
aproximadamente a la altura de la actual ciudad de El
Cairo. Al norte se encontraba el Bajo Egipto, donde el
Nilo se dividía en varios brazos formando el Delta. Al sur,
el Alto Egipto llegaba hasta Elefantina, lo que hoy es
Asuán. Aunque los dos reinos o lo “Dos Países” como se
le llamaban antiguamente, se habían unificado, cada uno
mantuvo sus símbolos.
El Alto, estaba representado por la corona blanca y el
emblema era la flor de loto. La corona roja era
representativa del Bajo Egipto y su distintivo era la planta
de papiro. El Faraón usaba la doble corona, ya que era
rey del Alto y Bajo Egipto.
El faraón, que ostentaba el título de “hijo de dios” era
dueño absoluto y dirigía el destino de los Dos Países.
Todo pertenecía al faraón: las tierras, los bueyes, los
patos, el oro…Nadie era dueño de la tierra donde vivía y
los campesinos daban gran parte de sus cosechas al rey.
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