Page 17 - EL CORAZON DE LA REVOLUCION
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a trabajar los arados. Los siete primeros días, eran los más
arables. Después la tierra se secaba por el gran calor y no
era posible cultivarla. Se necesitaba toda la mano de obra
que se pudiera reunir, todos lo arados, todos los bueyes
disponibles. Era un gran esfuerzo, luchaban contra el
tiempo.

    El trabajo debía ser hecho mientras la tierra estuviese
húmeda por ser una región donde no llueve.

    Así, gracias a su organización, a pesar de sus desiertos
y de la poca extensión de tierra cultivable, Egipto fue
considerado el “granero del mundo”.

    Cuando Amenofis III asciende al trono de Egipto (1386
ac.), se convierte en el noveno faraón de la Dinastía XVIII,
de una nación de gran opulencia y poder. El mismo
contribuyó, como “Gran Constructor”, a sumar grandes
obras arquitectónicas al esplendor egipcio. Trató de
mantener las relaciones con los países vecinos y vasallos,
a través de tratados y un activo intercambio comercial,
con pocas acciones militares. Pero el destino llevaría a
este Faraón a entrar en una época crítica en la historia de
los Dos Países.

El poder de Tebas

    Tebas era lo que podemos llamar la capital del mundo
en aquel entonces, no sólo de Egipto. Ciudad de templos
y dioses con una deidad soberana: Amón Ra.

    El poder de los sacerdotes de Tebas puede compararse
al de otro gobierno dentro del propio gobierno egipcio.
Digamos que existían tres poderes: el faraón, el ejército y

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