Page 172 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei                               Gabri e l Berm údez Casti llo


               —¡Hablador yo! ¡Mira quien...!


               Alguien  se  dio  cuenta  de  la  presencia  de  los

            visitantes, y un nuevo griterío se alzó, mientras unos


            cuantos  se  dirigían  a  ellos  para  saludarles  y  darles

            apretados  abrazos.  Muchas  manos  estrecharon  la  de

            Sergio,  y  éste,  juzgando  por  lo  que  llegaba  a  sus


            narices, se dio cuenta de que los habitantes de Toledo

            estaban  celebrando  el  juicio  (o  lo  que  fuera  aquello)

            como  una  verdadera  fiesta...  Alguien  le  puso  en  la


            mano una botella, y al empinarla, casi se atragantó; era

            un  licor  espantosamente  fuerte,  que  quemaba  la

            garganta y abrasaba el estómago...


               —Pero, ¿qué hacemos? ¿qué hacemos? —chillaba el


            de las borlas, con voz tan aguda como un silbato.


               —Acabemos de una vez...


               —¡Venga, que sea jurado...!


               —Pero tendréis que cerrarle la boca...


               Entre vítores, el hombrecillo de las borlas se izó al


            mismo banco que ocupaban los demás, mientras que

            Ceanu,  rezongando,  se  iba  a  la  otra  punta...  Una

            robusta comadre, entrada en años, le cedió un pedazo


            de asiento a Sergio que, mirando a su alrededor, se dio

            cuenta de que sus compañeros se habían perdido de


            vista...  Buscando  con  atención,  descubrió  al  Vikingo

            departiendo con el hombre de pelo gris que hacía el


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