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Arte e Historia

                                                             en la colección de Artes Visuales del Banco Popular Dominicano

Este último forma parte de los seguidores hostosianos, además, pintor santiaguense cuya inicial formación
artística le vincula a Juan Fernández Corredor, pintor español a quien don Eliseo Grullón conoció en
viaje marítimo procedente de Europa, convenciéndolo de que desembarcara en Santo Domingo, siendo el
resultado su vinculación a una escuela de dibujo, promovida por la Sociedad Amigos de la Enseñanza en
1883. En pocos meses la escuela de Corredor realizó la primera exposición nacional, donde se destacan
once aprovechados alumnos, entre ellos el joven Arturo Grullón Julia.

    El florecimiento cultural de naturaleza urbana tiene sus representaciones en diferentes ciudades del país
y ofrece matices nacionales de índole romántica, como el Himno Nacional, con letra y música de Emilio
Prud’homme y José Reyes. La manifestación del fervor patriótico, que eleva el nombre de Juan Pablo Duar-
te, inicia un culto sin precedente a otros patriotas, entre ellos Ramón Matías Mella y Francisco del Rosario
Sánchez. La aparición de los primeros periódicos dominicanos y revistas ilustradas tiene sumatoria de nues-
tras primeras ediciones de libros, entre ellos, «Lira de Quisqueya», de José Castellanos, impreso en 1874.
También conlleva nexos editoriales, sobre todo con España, y la formación de bibliotecas públicas creadas
por civilistas, entre ellos Pedro de Jesús Peña y Reynoso, y Eugenio Deschamps, fundadores de sociedades
culturales en Santiago. El victorianismo inglés y la «bella época» de Francia encuentran adhesión en las prin-
cipales ciudades de la república que, además de los habitantes criollos, tienen diversas presencias extranjeras:
árabes, caribeños, chinos, norteamericanos y europeos, todos los cuales influyen en la transformación de los
estilos de vida de las ciudades, además de agregar nuevos componentes a la conformación racial dominicana.
Paralelamente, el adentrado e identitario universo del criollo campesinado del país, reteniendo una cultura
espiritual y material de ancestrales tradiciones costumbristas, segregadas en cierta manera de los marginales
urbanos que crean tipicidades propias de la cultura popular: marchanterías, mercados, pregones…

    Más de diez gobiernos se suceden entre 1874-1880 después de la dictadura de Báez, figurando este
caudillo en uno de ellos. Las contiendas de los bandos partidarios como naturaleza política de la nación,
siguieron creando un inestable caos hasta que se imponen los liberales con el gobierno provisional del Ge-
neral Gregorio Luperón (1879-1880) y los constitucionales de Fernando Arturo Meriño (1880-1802), Ulises
Heureaux, alias Lilís (1882-1884), Francisco Gregorio Billini y Alejandro Woss y Gil (1884-1886). Todos los
gobiernos constitucionales encausan, directa o indirectamente la llamada dictadura de Lilís (1887-1899), co-
incidiendo con las transformaciones modernas que definen los cambios económicos, industriales, poblacio-
nales, socioculturales, e incluso la del Estado, con las riendas del cuerpo militar e instituyéndose el control
del autoritarismo basado en el espionaje que facilita la nueva comunicación (correo, telégrafo, vías ferrovia-
rias…) y en empréstitos lesivos con el capital extranjero. Es etapa en la cual el imperialismo estadounidense
desplaza a los imperios europeos y América se queda a merced de la Doctrina Monroe y de la diplomacia del
dólar, que se asocian a la Guerra Hispanoamericana de 1898; guerra que desplaza el colonialismo político
español en Cuba y Puerto Rico.

    Orden, paz y progreso son los principios que se pronuncian en las últimas décadas del siglo XIX. En el
período incide el laicismo positivista y racional, originando transformación en el sector de los intelectuales

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