Page 24 - Arte e Historia
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Danilo De los Santos
como en la educación de núcleos de jóvenes de ambos sexos, conllevando el entusiasmo por las artes, in-
cluida la fotografía, convertida en un medio fervoroso, socialmente. El revolucionario arte de la luz, desde el
daguerrotipo hasta técnicas avanzadas como la cámara solar y la cromofotografía, tiene sus representaciones
desde el pionero dominicano Epifanio Billini, con los numerosos fotógrafos foráneos y trashumantes que
promueven territorialmente el novedoso arte, estableciendo «estudios fotográficos» que se relacionan a la pri-
mera generación de los nativos fotógrafos. Esta escolaridad se multiplica en comparación con las academias
de las artes plásticas que subscriben principalmente el español José Fernández Corredor, los criollos Alejan-
dro Bonilla y Luis Desangles en el período decimonono, e igualmente Abelardo Rodríguez Urdaneta, Juan
Bautista Gómez y Celeste Woss y Gil, vinculados a ejercicios docentes, andando la centuria del XX.
Abelardo Rodríguez Urdaneta (n. 1870) es el artista de más trascendencia. Bohemio, polifacético y recono-
cido nacionalmente; era músico, dibujante, escultor, fotógrafo y pintor cuando fundó su academia en 1908,
con protección del gobernante Ramón Cáceres; academia con un numeroso alumnado capitaleño, incluso
discípulos provincianos. Su labor artística y docente se extendió hasta inicios del tercer decenio del siglo XX.
El inicio del referido siglo lo marcó el tiranicidio de Ulises Heureaux, producido en 1899, por mocanos
opositores al gobernante, quien se había convertido en árbitro criollo, personalista y propenso a la vanaglo-
ria. Muerto el dictador y retratado su cadáver por Frank Adrover, retornan los bandos políticos antagóni-
cos que entorpecen como anarquistas la estabilidad nacional durante el período 1899-1930. Tres procesos
sincronizan a partir de los primeros tres quinquenios (julio 1899-noviembre 1916), durante los cuales se
suceden diecisiete gobiernos de breve duración, exceptuando el del presidente Cáceres, cuyo ejercicio creó
estabilidad entre 1906-1911. El gobernante muere asesinado por opositores que le sorprenden en su coche
descapotado, durante un vespertino paseo en la ciudad capital; muerte conspirativa que documentan tres
obras secuenciales de Abelardo Rodríguez Urdaneta.
Tras el hecho sangriento, la anarquía política retorna cuando ya varios acuerdos crediticios entre el
Estado dominicano y acreedores norteamericanos se constituyen en una entrega nominal de la soberanía
del país; entrega que justifica la intervención imperialista y militar decretada por Thomas W. Wilson, pre-
sidente estadounidense en 1916. En esta fecha transcurría la primera Guerra Mundial que enfrentaba a las
potencias europeas. Los Estados Unidos ensanchaban su injerencia en el continente americano, especial-
mente en la región caribeña. La intervención militar del vecino Haití en 1915, precedió la ocupación del
país dominicano.
El control territorial, el desarme, la censura de la prensa, el combate armado y el encarcelamiento de
opositores nacionalistas, como el poeta Fabio Fiallo, fueron medidas de una dictadura militar que incluye
la apropiación de las aduanas y el establecimiento de un represivo cuerpo policial. No obstante, la resisten-
cia dominicana se expresó de diversas maneras, entre ellas, la guerrilla de los llamados «gavilleros», campesi-
nos desalojados de las tierras comuneras que dieron paso al crecimiento de las plantaciones de la caña y de
los ingenios del azúcar, la movilización de ciudadanos demandando la desocupación «pura y simple», que
originó el movimiento Unión Nacional Dominicana, encabezado por notables intelectuales y feministas.
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