Page 110 - iIndependencia 1849-1856.
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110	 Wenceslao Vega B.

            los cuales los intereses materiales que todos o cualquiera de ellos
            puedan tener en la cuestión quedan cabalmente subordinados
            a esto. Procurará usted, en todas sus comunicaciones, con sus
            colegas y las que suscriba a los gobiernos, ya sea el dominicano
            o el haitiano, mantener su mente libre de todo prejuicio que esté
            basado en color o en formas de gobierno. No deberá negarse jus-
            ticia al Emperador Solouque, porque él y sus súbditos sean de
            origen africano, ni porque su gobierno profese ser monárquico;
            ni se parcializará en sus juicios a favor del Gobierno dominica-
            no, porque sus oficiales se suponen que son en su mayor parte de
            la raza de Castilla, ni por sus reclamos de ser una república, en
            su forma de gobierno. El interés material de las tres naciones, no
            obstante, está en gran manera envuelto, es el de la restauración
            y preservación de la paz entre las partes contendientes en Santo
            Domingo. Francia es un acreedor del gobierno del Emperador
            Soulouque por una suma grande. No puede ella esperar que le
            paguen esa deuda mientras los recursos de Haití, en lugar de
            estar desarrollándose, a través de medios pacíficos y, estén en
            parte, cuando menos, aplicados a ese propósito, se vean frenados
            en su desarrollo y malgastados en un estado de guerra continuo.
            Gran Bretaña y Francia están interesadas las dos en asegurarse
            una gran demanda adicional para sus productos lo que deberá
            ser resultado del incremento que ha de esperarse en el campo in-
            dustrial de Haití y de la República Dominicana, como resultado
            de la terminación de la guerra; y los Estados Unidos tiene un
            interés similar tanto que su deseo de una paz, no se basa tanto
            en sentirse conscientes de cierta incapacidad para mantener su
            independencia, tanto como por el deseo de cultivar las artes de
            la paz y, por consiguiente, su anhelo por desarrollar los vastos y
            casi vírgenes recursos de su parte de la Isla. El modo de hacer la
            guerra adoptado por los haitianos, impelidos como lo fueron en
            ocasiones anteriores, no solamente por su avidez de ampliar sus
            dominios, sino por la salvaje antipatía a un grupo racial dife-
            rente, causa horror a la humanidad, lo que resulta denunciado
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