Page 115 - iIndependencia 1849-1856.
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La mediación extranjera en las guerras dominicanas de independencia	  115

            vino aquí para traer despachos importantes al Cónsul de S.M.B.
            Esos despachos en efecto buscan un arreglo amigable entre las
            partes en conflicto. El Señor Cónsul de Su Majestad Británica en
            Puerto Príncipe transmite, bajo la forma de una nota a su colega
            en Santo Domingo, el resultado de una conversación que él tuvo
            con el Emperador Faustino. Esta nota le pareció bastante seria a
            Sir Robert Schomburgk, por lo que consideró que debía presentarla
            oficialmente al Gobierno Dominicano. Hela aquí en resumen: El
            Emperador Faustino reconocerá al Poder Ejecutivo Dominicano
            actual y a Santana como General en Jefe de todas las fuerzas ar-
            madas dominicanas. Se compromete a nunca nombrar haitianos a
            los empleos en la República Dominicana. Deja a los dominicanos
            la libertad para que tengan todas las fuerzas que quisieran, a
            condición de que las paguen. Se compromete a reducir a la mitad
            sus efectivos militares. Exige una sola bandera, la haitiana para
            toda la isla y el reconocimiento puramente nominal de su imperio.
            En fin, el quiere que con esas condiciones que propone, sean los do-
            minicanos los que tomen la iniciativa. Apenas puedo comprender
            cómo hombres serios han podido ser los intérpretes de tales propues-
            tas. El Presidente Báez respondió pura y simplemente que él había
            solicitado la mediación de las tres potencias, y que él no aceptaría
            ningún tipo de negociación, sino es a través de esta mediación y
            con su garantía. Pero con o sin mediación, la primera condición
            para el inicio de la negociación deberá ser el reconocimiento de su
            independencia plena y completa de la República Dominicana.34

    El propio Cónsul francés se quejó de que su colega en Haití
se aviniera a tramitar la propuesta haitiana, tan discorde con el
proyecto aprobado por los gobiernos mediadores. Pero en la
continuación de esa misma misiva, el Cónsul francés aprovecha
la oportunidad para quejarse de lo que él entiende es una per-
fidia inglesa en torno a las buenas intenciones del Gobierno
británico. En efecto, más adelante en esa carta dijo:

34	 E. Rodríguez Demorizi, Correspondencia del cónsul, tomo II, p. 335.
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