Page 58 - iIndependencia 1849-1856.
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58 Wenceslao Vega B.
¡Dominicanos todos!: Nuestra causa es justa, pues es la cau-
sa de la libertad y la justicia; cuento con vosotros, como vosotros
podéis contar conmigo. La República en masa se levanta como un
solo hombre, a la voz del Gobierno para defender nuestra indepen-
dencia, nuestra vida, propiedades e integridad del territorio. ¡A
las armas dominicanos!: Es llegado el día de probar nuevamente a
nuestros enemigos, la firme resolución de sacrificarnos en defensa
de la Patria, antes de experimentar los crueles acontecimientos y los
desastres que hemos sufrido desde el año de mil ochocientos uno.
¡Dominicanos! Pongamos nuestra confianza de Dios como protec-
tor de nuestra causa, y en la fuerza de nuestros brazos! Y volemos
en pos de la victoria! ¡Viva la Religión! Viva la Independencia!
¡Viva la Libertad!10
En 1849, con las noticias de una nueva invasión, el gabinete
dominicano proclamaba al pueblo:
Dominicanos, los nuevos laureles con que la victoria ha ceñi-
do la frente de los defensores de las fronteras del Sur, deben hacer
esperar que si los ataques del enemigo se repiten, o se extienden por
los del Norte, cuyos valerosos guerreros ya los han obtenido igual-
mente, serán rechazados y que la seguridad pública será por todas
partes sostenida con el mismo valor y denuedo propios a garantizar
nuestra tranquilidad.11
Para Haití, como vimos, era no solo cuestión de prestigio, sino
que la pérdida de las dos terceras partes de su territorio, era un
hecho que no podía permitir.
Así vemos que Soulouque le enviaba una proclama emotiva
a los dominicanos al empezar su campaña militar en marzo de
1849, en la cual recurría a todos los argumentos, temores y emo-
ciones posibles:
10 E. Rodríguez Demorizi, Guerra domínico-haitiana, pp. 272-273.
11 Ibídem, p. 214.

