Page 59 - iIndependencia 1849-1856.
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La mediación extranjera en las guerras dominicanas de independencia	  59

    Ciudadanos del Este: Vengo en persona a exortaros a la recon-
ciliación y a la paz con el gobierno legal de la República. Poned
término a nuestras disensiones y reuníos a vuestros hermanos y
compatriotas. Nosotros no podemos ser enemigos, puesto que noso-
tros somos de una misma raza, y que ante todo estamos unidos por
la fraternidad de la sangre. Nosotros no podemos tener, sino una
sola y única Patria, formar, sino un solo y único pueblo, a pena de
perderlo todo, independencia, nacionalidad, porvenir. Ha llegado
el momento de pronunciaros; Temed que pronto sea muy tarde y
que cuando vuestros ojos se hayan en fin abierto, vuestra pérdida
irreparable no haya dejado no más que un vano e impotente arre-
pentimiento. Habéis sufrido, yo lo se. ¿Pero desde que os separasteis
de la República vuestros sufrimientos han disminuido? ¿No se ha,
al contrario, colmado la medida? ¿Desde que dividisteis la Patria
común, estáis bien seguros de haber fundado otra mas feliz, mas
libre y mas independiente? Al romper la unidad nacional, divi-
diendo el territorio, es que, desunidos del alma y de corazón sobre
este suelo dividido, podíamos ser más fuertes contra los pueblos
extranjeros, si alguno de ellos quisiese dominarnos? Yo os conjuro,
conciudadanos, a que abráis los ojos y veáis el abismo a que vues-
tra imprudencia os arrastra. Volved sobre vuestros pasos, porque es
tiempo todavía. Yo estimaré como el más glorioso acontecimiento de
mi administración vuestra conciliación con la República, vuestro
retorno al girón de la Patria común, cuyos destinos me son con-
fiados. Yo os prometo y hago el compromiso solemne a la faz del
mundo, yo os prometo que todas vuestras posiciones adquiridas,
vuestras propiedades, costumbres, usos, vuestra religión que es
la nuestra, serán escrupulosamente respetados. Vosotros tendréis
entonces las leyes mas conformes a esas costumbres y a esos usos,
y a los intereses de vuestra localidad. Vosotros cooperareis en ello
más libremente, más realmente, más eficazmente, como no la habéis
hecho jamás bajo ningún régimen. Tendréis jefes, magistrados,
funcionarios que os convendrán; pero por el amor de Dios y de la
Patria, salvemos la unidad nacional. Reunamos nuestras fuerzas
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