Page 154 - COELHO PAULO - El Demonio Y La Srta Prym 4.RTF
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que ella se marchaba, y la saludaron como si no
hubiera sucedido nada, como si Viscos no hubiera
recibido la visita del Demonio. Ella devolvió el
saludo, fingiendo también que aquel día era igual
que todos los otros días de su vida.
No sabía hasta qué punto la había cambiado
lo que había descubierto sobre sí misma, pero tenía
tiempo para aprender. Berta estaba sentada delante
de su casa, ya no para vigilar la llegada del Mal,
sino porque no sabía hacer nada más.
-Van a construir una fuente en mi honor -dijo
la anciana-. Es el precio de mi silencio. Pero yo
sé que no durará mucho tiempo ni saciará la sed de
mucha gente porque Viscos está condenado de
cualquier manera: no por causa de ningún demonio,
sino por la época en que vivimos.
Chantal le preguntó cómo sería la fuente;
Berta había ideado un sol de donde manaría un chorro
De agua que caería en la boca de un sapo; ella era
el sol, y el sapo, el cura.
-Estoy saciando su sed de luz, y no dejaré de
hacerlo mientras la fuente se tenga en pie.
El alcalde se había quejado por los gastos,
pero Berta le hizo caso omiso y, dadas la
circunstancias, no tenían más remedio que construirla:
las obras debían empezar a la semana siguiente.
-Y tú, hijita, finalmente vas a hacer lo que te
sugerí. Una cosa sí puedo decirte con toda
seguridad: que la vida sea corta o larga depende
de la manera en que la vivamos.
Chantal, sonriente, le dio un beso y volvió la
espalda -para siempre- a Viscos. La anciana tenía
razón: no había tiempo que perder, aunque esperaba
que su vida fuera muy larga.
22 de enero de 2000. 23.58 h.

