Page 128 - 14 ENRIQUE IV--WILLIAM SHAKESPEARE
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               William Shakespeare                    donde los libros son gratis

               BARDOLPH.- Quién, él? Sería algún pillo pusilánime, que habría
               robado el caballo que montaba y que, por mi vida, hablaría al azar
               Milord! Ahí nos llegan más noticias.
                   (Entra Morton)
               NORTHUMBERLAND.- Sí, la frente de ese hombre, como ciertas
               portadas, presagia un libro de naturaleza trágica. Tal aparece la orilla
               sobre la que la ola imperiosa ha dejado el testimonio de su usurpación.
               Habla, Morton, vienes de Shrewsbury?
               MORTON.- Vengo huyendo de Shrewsbury, mi noble señor, donde la
               muerte odiosa se cubrió con su máscara más horrenda para espanto de
               nuestro partido.
               NORTHUMBERLAND.- Cómo están tú hijo y mi hermano?
               Tiemblas! y la blancura de tu rostro es más apta que tu lenguaje para
               dar tu mensaje. Semejante a ti  fue el hombre que desfalleciente,
               rendido, siniestro, la muerte en los ojos, loco de dolor, tiró la cortina
               de Príamo en el horror de la noche y quiso decirle que la mitad de su
               Troya ardía; pero Príamo vio el incendio, antes de oír las palabras. Y
               yo sé la muerte de mi Percy antes que tú me la anuncies. He aquí lo
               que quieres decirme: «Vuestro hijo hizo esto y esto; esto vuestro
               hermano; así combatió el noble Douglas.» Quieres llenar mi ávido
               oído con sus altos hechos, pero al fin, llenándolo en verdad, tendrás
               un suspiro que desvanecerá tu alabanza y concluirás diciendo:
               hermano, hijo, y todos murieron!
               MORTON.- Douglas vive aun y vuestro hermano; pero en cuanto a
               milord vuestro hijo...
               NORTHUMBERLAND.- Ah! Ha muerto! Ved cuan rápida es la
               palabra de la sospecha! Aquel que teme algo que tiembla de conocer,
               ve por instinto en ojos extraños, que lo que temía ha sucedido. Pero
               habla, Morton, di a tu señor que su profecía ha mentido y tu injuria
               me será dulce al oído y te hará rico en cambio de esa afrenta.





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