Page 46 - 14 ENRIQUE IV--WILLIAM SHAKESPEARE
P. 46

www.elaleph.com
               William Shakespeare                    donde los libros son gratis



                                      ESCENA II


                                El camino cerca de Gadshill.
                   (Entran el príncipe Enrique y Poins; Bardolfo y Peto a cierta
                                        distancia)



               POINS.- Pronto, pronto, esconderse; he alejado el caballo de Falstaff y
               está rechinando como pana engomada.
               PRÍNCIPE ENRIQUE.- Disimúlate aquí. (Entra Falstaff)
               FALSTAFF.- Poins! Poins! No verte ahorcado! Poins!
               PRÍNCIPE ENRIQUE.- Silencio, enjundia de riñonada! Porqué metes
               ese alboroto?
               FALSTAFF.- Donde está Poins, Hal?
               PRÍNCIPE ENRIQUE.- Se ha subido a la colina; voy a buscarle.
               (Finge salir en su busca)
               FALSTAFF.- Es una maldición robar en compañía de ese pillo; el
               bellaco ha alejado mi caballo y lo ha atado no sé donde. Con cuatro
               pies cuadrados más que ande se me corta el resuello. Si escapo a la
               horca por quitarle el gusto del pan a ese canalla, seguro que tendré
               una muerte hermosa. Hace veintidós años que estoy jurando a toda
               hora renunciar a la compañía de ese rufián; pero debe ser cosa de
               maleficio el atractivo que tiene sobre mí. Si el pillo no me ha dado
               algún filtro a beber para hacerse querer, que me cuelguen; no puede
               ser de otro modo, he bebido un filtro. Poins! Hal! La peste sea con
               vosotros! Bardolfo! Peto! Que me muera de hambre si doy un paso
               más por robar! Si no es cierto que tanto me convendría hacerme
               hombre honrado y abandonar esta canalla, como beber un buen trago,
               soy el más genuino belitre que jamás mascó con un diente! ocho
               yardas, a pie, en un terreno desparejo, equivalen para mí a diez millas;
               bien lo saben esos villanos de corazón de piedra. Que la peste se lleve
                                           46
                          Este documento ha sido descargado de
                                  http://www.educ.ar
   41   42   43   44   45   46   47   48   49   50   51