Page 99 - 14 ENRIQUE IV--WILLIAM SHAKESPEARE
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               Enrique IV                             donde los libros son gratis

               padre le dio la bienvenida en la costa; y cuando le oyó jurar ante Dios,
               que venía solo por el ducado de Lancaster a reclamar su herencia y
               pedir la paz, con lágrimas de inocencia y protestas de abnegación, mi
               padre, movido por la piedad y conmovido en el alma, juró prestarle
               ayuda y mantuvo su palabra. Desde que los lores y los varones del
               reino se apercibieron de que Northumberland inclinaba en su favor,
               grandes y pequeños vinieron a él, sombrero en mano y rodilla en
               tierra, salieron a su encuentro en las ciudades, villas y aldeas, le
               escoltaron en los puentes, le esperaron en las callejuelas, depusieron
               sus presentes a sus pies, le prestaron juramento, le dieron sus
               herederos para pajes, siguieron todos sus pasos en dorada multitud. Él,
               ahora, tan pronto como pudo reconocer su propia fuerza, se sobrepone
               a la promesa que hizo a mi padre, cuando era un pobre aventurero, en
               la desierta playa de Ravenspurg. Pretende, pardiez, reformar ciertos
               edictos, ciertos decretos rígidos, que pesan gravemente sobre la
               comunidad, grita contra los abusos, finge llorar sobre los males de la
               patria y, bajo esa máscara, bajo ese aparente aspecto de justicia, quiere
               ganar los corazones de todos los que quiere pescar. Ha ido más lejos,
               ha cortado la cabeza a todos los favoritos que el rey ausente había
               dejado como tenientes tras él, cuando en persona hacía la guerra en
               Irlanda.
               BLUNT.- Ta, ta! No he venido a oír eso.
               HOTSPUR.- Voy, pues, al grano. Poco tiempo después, depuso al rey
               y, sin mucho tardar, le quitó la vida. Al mismo tiempo gravó con
               impuestos a todo el Estado. Para ir de peor en peor, permitió que su
               primo March (quien sería, si cada uno ocupara su sitio, su verdadero
               rey), fuera puesto en prisión en el país de Gales y fuera allí
               abandonado sin rescate. Me humilló en mis felices victorias, trató de
               enredarme en sus astutos manejos, arrojó a mi tío de la Cámara del
               Consejo, desterró rabioso a mi padre de la Corte, rompió juramento
               tras juramento, cometió error sobre error y por fin, nos obligó a buscar



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