Page 152 - Los Humanoides - Jack Willianson
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Su  mirada  se  posó  en  Aurora,  que  habló  con  la


            misma voz inexpresiva y metálica:


                    —A  su  servicio,  señor  Ironsmith.  Puesto  que  e):

            doctor  Claypool  se  niega  a  aceptar  el  Pacto  Común,

            debemos  ocuparnos  de  él.  Sus  conocimientos  sobre


            rodomagnetismo lo hacen peligroso.


                    Otra  puerta  se  había  abierto  y  dos  humanoides

            idénticos  aparecieron  en  el  umbral.  Sus  cuerpos


            oscuros eran armoniosos y sus rostros tenían la serena

            expresión de benevolencia que los caracterizaba.


                    —A  su  servicio,  señor  —dijo  Aurora,  con  voz


            monótona—. Debe acompañarnos.


                    Luego,  con  movimientos  tan  suaves  y  gráciles

            como los de aquellos robots extraordinarios, se dirigió

            hacia la puerta.


                    Claypool  miró  dos  veces  hacia  atrás,  mientras


            seguía a sus captores. La primera, Ironsmith todavía

            estaba apoyado contra el viejo escritorio. La segunda,


            un instante después, el joven había desaparecido. Tal

            vez había aprendido a dominar también él la ciencia de

            la teleportación.



                    El astrónomo sintió que las piernas se negaban a

            sostenerlo,  pero  sus  dos  custodios  lo  ayudaron,

            apresura adose a seguir a la niña.









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