Page 155 - Los Humanoides - Jack Willianson
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Frente a ellos se abrió una puerta; Claypool dudó.


            No  quería  ser  un ʺconejillo  de  la  Indiaʺ...  Los  dos

            humanoides advirtieron su vacilación.


                    —No  tema,  señor.  Cuidarnos  no  hacer  sufrir  a

            ninguno  de  los  hombres  sujetos  a  experimentos


            parafísicos. Puede entrar con confianza —le dijo uno de

            los muñecos con su voz suave y monótona.


                    Claypool siguió inmóvil. Entonces los humanoides,


            lo tomaron de los brazos y lo forzaron a entrar, pese a

            su espanto.


                    El recinto era una inmensa caverna de tinieblas y


            terror, porque los humanoides no necesitaban luz y la

            única iluminación provenía del brillo fosforescente de

            algunas partes metálicas de los reguladores.


                    Claypool advirtió que en un extremo había jaulas


            semejantes  a  las  utilizadas  en  los  laboratorios

            biológicos  para  encerrar  a  los  animalitos  de

            experimentación, pero mayores. Las dimensiones del


            lugar  hacían  que  aquellas  jaulas  parecieran  más

            reducidas de lo que en verdad eran.


                    El  astrónomo  se  sintió  levantado  por  los  dos


            humanoides y conducido hasta una de las jaulas, cuya

            puerta se abrió sin que la tocaran. Uno de los robots

            permaneció en el interior de la jaula con Claypool el


            tiempo necesario para decirle:






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