Page 157 - Los Humanoides - Jack Willianson
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estaría la pequeña Aurora Hall: la había perdido en las
tinieblas al entrar allí y probablemente ya no la volvería
a ver.
—Desgraciadamente no tenemos talento creativo
—proseguía explicando la voz metálica del
humanoide—. Dependemos enteramente de los
esfuerzos que realizan nuestros hombres de ciencia
leales, utilizando los elementos de que disponemos.
Claypool se estremeció, sus delgados hombros
apoyados contra la pared metálica que estaba tras el
pequeño lecho, aferrándose a una última fracción de
esperanza que le quedaba.
—Ya ve que nuestros procedimientos y métodos
son perfectos, señor. No tiene absolutamente nada que
temer. Con este nuevo regulador podremos curar las
mentes enfermas de los hombres...
El astrónomo escuchó en silencio, pensando que tal
vez White estaría a aquellas horas buscando otro
elemento para combatir valerosamente contra los
infernales muñecos benévolos.
—Si quiere comer algo o dormir, señor —comenzó
nuevamente el humanoide—, aproveche estos
momentos para hacerlo...
Pero Claypool miraba más allá del robot; entre las
jaulas se paseaba cautelosamente un gigante de cabello
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