Page 41 - Los Humanoides - Jack Willianson
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sobre el fuego y Claypool olfateó el intenso olor a ajo
que salía de una vieja cacerola de hierro.
Ironsmith saludó apreciativamente con la cabeza,
y los tres hombres le hicieron lugar junto al fuego; el
matemático se ubicó acompañado por la niña, que se
caldeó las manos con gesto de deleite.
Claypool se apoyó contra la arcada de la puerta con
gesto incrédulo: allí no había armas de ninguna clase y
los miembros del ejército de White no eran más que tres
vagabundos que necesitaban un baño y una buena
afeitada. Luego frunció el ceño al ver que Ironsmith
hacía circular su paquete de goma de mascar; pero los
tres hombres no demostraron advertir su desdén hacia
aquel hábito y se sirvieron, agradeciendo.
White presentó a sus soldados. El hombre alto y
delgado que vigilaba el guiso se llamaba Graystone.
Irguiéndose, se inclinó al oír su nombre: era un
verdadero espantapájaros vestido de negro con ropas
rotosas. Su rostro anguloso era cadavérico y su nariz
enorme.
—¡Graystone, el Grande! —amplió la presentación
con voz profunda—. Fui mago profesional y telépata...
hasta que la gente comenzó a perder interés en los
tesoros de la mente. Nos sentiremos honrados si
ustedes resuelven unirse a nuestra noble causa.
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