Page 40 - Los Humanoides - Jack Willianson
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—Pronto  tendrá  oportunidad  de  enfrentarlo  —


            repaso  suavemente  el  gigante—,  y  creo  que  también

            usted lo llamará así. Se trata de un enemigo inteligente

            y  casi  invencible,  porque  el  arma  que  usa  es  la


            benevolencia.  He  venido  a  formularle  una  triste

            advertencia, Claypool. Pero antes quiero que conozca

            el resto de mi grupo.


                    Mirando inquieto al pelirrojo, Claypool sintió que


            su cuerpo temblaba. White se movió con una agilidad

            increíble  en  un  hombre  de  su  corpulencia  y  el


            astrónomo pudo estudiarlo mejor mientras lo seguía.

            Ancho  de  espaldas  y  estrecho  de  cintura,  era  un

            filósofo peculiar y un extraño soldado.



                    El  astrónomo  volvió  a  estremecerse  al  recibir  el

            soplo helado del viento. Sintiendo que estaba entrando

            en una trampa, continuó adelante, atraído por el cebo


            que era aquella chiquilla que había entrado en un sitio

            infranqueable para cualquier mortal común.


                    La  habitación  principal  de  la  torre  era  circular,

            débilmente iluminada por estrechas ventanas abiertas


            en la pared rocosa. Claypool parpadeó un par de veces

            y cuando se acostumbró a la semipenumbra advirtió la


            presencia de tres hombres.


                    Estaban sentados en cuclillas en derredor de una

            diminuta hoguera; uno estaba ocupado guisando algo







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