Page 173 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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Podría estar por aquí en cualquier parte, ¿eh,


              Jasper?




                     Saco del trineo la funda de la caña para que


              sepa que está liberado oficialmente.




                     Un tramo somero sobre un fondo pedregoso,


              meras  ondulaciones.  Un  árbol  caído  criba  la


              corriente.  Aún  no  hemos  llegado  al  cañón  pero


              los  árboles,  grandes  y  oscuros,  todavía  están


              vivos: las piceas de Noruega y de Colorado y los


              abetos  de  Douglas,  muy  pegados,  el  musgo


              español  que  cuelga  de  las  ramas  oscila  y  se



              mece  con  el  viento.  Me  pregunto  cuántos  años


              tendrá ese musgo. Al tacto es ligero y seco, casi


              se deshace, pero en los árboles se mueve como


              pendones tristes.




                     Monto la caña y coloco el sedal y Jasper me


              observa tumbado en una roca plana. Es la única


              a la que le da el sol, y me mira desde una zona


              de luz más cálida, su sombra se derrama sobre



              los  guijarros  y  se  amolda  a  ellos  como  agua


              somera.  En  la  orilla,  los  tallos  de  gordolobo  del


              año  pasado  parecen  velas  apagadas.  En  la


              misma  luz  veo  una  nube  de  mosquitos


              minúsculos que casi parecen bruma.








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