Page 218 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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salir de aquella. Es raro, pero en parte quería
hacerlo por él. Seguramente por eso los equipos
son más fuertes que la suma de sus integrantes.
Me incliné hacia delante, afiancé las piernas y tiré
del arnés como una mula. El trineo empezó a
deslizarse por el sendero llano y, una vez en
marcha, no me costó continuar. Al llegar al borde
del barranco recogí la brida en una mano y
retrocedí, levanté el kayak aserrado por el asa de
la proa y lo hice pasar despacio por el borde. Lo
controlé con las manos mientras descendía la
corta pendiente. Al llegar al fondo seguí corriendo
sin dejar que se detuviera y tiré con todas mis
fuerzas. El fondo era abierto y arenoso. Me di
toda la prisa que pude. Una vez que me
perdieran de vista, mis perseguidores echarían a
correr para acortar distancias. Empujé a toda
prisa el trineo para ocultarlo en los matorrales del
fondo y lo tumbé de lado junto al sendero. Casi
con el mismo movimiento cogí el cuchillo de
monte y comencé a cortar ramas frondosas. En
menos de un minuto había cubierto el trineo por
completo. Lo había fabricado con un kayak verde,
verde bosque, y de pronto me alegré un huevo de
haber tenido la precaución de elegir un color casi
de camuflaje en lugar de otro más llamativo,
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