Page 241 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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paneles de nogal de todas las paredes, donde en
otro tiempo había cuadros enmarcados, los había
pegado hasta en los bordes de las ventanas. Las
chicas disparaban metralletas, sujetaban pistolas
en posición de guardia baja plegada, a modo de
hoja de parra, y a veces ni se molestaban en
cubrir su total desnudez, y la visión de mujeres
sin ropa me causaba un dolor tal que llegaba a
constreñirme la garganta; así que mis visitas eran
tan escasas como la ropa de aquellas chicas. Ja.
Y las veces que iba lo llamaba desde el patio y
esperaba a que me contestase y me invitase a
pasar, en un intento de que aprendiera a hacer lo
mismo y dejase de provocarme ataques al
corazón cuando venía a mi hangar, aunque sabía
que me esforzaba en vano.
Tenemos un montón de venado, Hig, dijo
levantando la vista de un grueso cañón que tenía
sujeto en un torno de banco.
Después de la escaramuza del otro día
anunció que iba a fabricar un lanzagranadas. En
realidad ya tenía uno, un M203, pero el alcance
no era el adecuado para salvarme el culo, según
él, así que iba a modificarlo. Será más preciso,
dijo.
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