Page 238 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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La  bomba  solar  con  la  que  sacaban  agua  de


              riego  del  arroyo  se  había  parado,  se  había


              estropeado un fusible pero no tenían más y yo sí,


              así  que  a  la  mañana  siguiente  les  traje  uno.


              Ahora  una  mujer  alta  avanzó  desde  detrás  del


              grupo. Era despampanante, la mitad de su cara.


              La enfermedad todavía no le había arrebatado la


              fuerza.  Tenía  una  quemadura  horrible  en  media



              cara, una explosión de gas. Para hablar, volvía la


              mitad de la cara quemada y te miraba de perfil y


              parecía hablarle al aire. Se llamaba Reba, como


              la  cantante  de  country  de  antes,  y  también


              cantaba  muy  bien,  la  había  oído.  Me  tendió  un


              cubo de plástico agrietado y yo lo cogí —de mano


              a  mano,  por  primera  vez—  y  rebosaba  de



              minilechugas tempranas.




                     Hemos tenido una buena cosecha, dijo Aaron.


              Creo  que  dijiste  que  no  cultivabas  lechuga,  no


              recuerdo por qué razón. Así que pensamos… No


              terminó la frase.




                     Sonreí.  Me  puse  en  cuclillas  y  le  alargué  la


              mano a la niña pequeña que me había dado las


              flores.




                     Anda, ve, dijo la madre.








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