Page 308 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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seguridad. Esa es la impresión que transmitía a
las gradas.
¡Si me matas te vas a arrepentir! ¡Te prometo
que te vas a perder lo mejor!
Ella sonrió. ¡Joder! Me tenía coladito. Quizá,
quizá es su padre, pensé. Qué iluso.
¿Qué otra cosa se puede ser en el
purgatorio? Bajé el arma, di unos cuantos pasos
rápidos hacia atrás y volví hasta la Bestia.
Me metí otra granada en el bolsillo de la
chaqueta, por respeto y por si acaso, y cogí un
poco de cecina de venado como ofrenda de paz,
me colgué el fusil automático al hombro y volví al
trote por el prado de artemisa. Luego, andando
entre los piñoneros, remonté el cañón hasta
donde el desfiladero perdía altura y encontré una
senda de animales que llegaba hasta el arroyo.
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