Page 398 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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idealista que un chaval de diecisiete años. Y la
cosa no iba con la universidad, sino con Stalin.
Tú ya me entiendes. Al fin y al cabo Sykes
tenía razón. Sabía que con la baza de aquel tema
nos los meteríamos en el bolsillo. No sé. A veces
pienso en él, un hombre de mediana edad,
soltero, humillado y obligado a dejar aquel trabajo
que se le daba tan bien. Qué haría el resto de su
vida, cómo debió de pasar los últimos días,
cuando contrajo la gripe. Solo, abandonado,
aterrorizado. Hay que ver las cosas que te quitan
el sueño después de todo lo que ha pasado.
Amén, dije.
Silencio. Arranqué una mata de hierba. Tenía
las manos negras de tierra, parecían garras de
oso. Ella era demasiado prudente para
preguntarme. Delicadeza ranchera.
¿Quieres saber qué es lo que me quita el
sueño a mí?
Se sentó en cuclillas al sol, se enderezó, se
apartó el cabello de la cara de un soplido. Tenía
la nariz recta y fuerte, los ojos separados y el
cuello largo y delgado, ahora magullado.
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